La inseguridad de Emma Watson le suele llevar a pensar que podría ser etiquetada de "fraude", a pesar de haber interpretado con éxito y durante años a Hermione Granger en 'Harry Potter' y de haber participado con iguales buenos resultados en 'The Bling Ring', película de Sofia Coppola estrenada en Cannes.
"Se
llama el síndrome del impostor. Es algo así como: lo mejor que lo
haces, la mayor inseguridad que te crea; porque pienso que en cualquier
momento la gente va a descubrir que soy un fraude y que no me merezco lo
que he conseguido. No puedo estar pendiente de lo que todo el mundo
piensa y tampoco de las expectativas que la gente tiene sobre mí", aseguró la artista a la revista Rookie.
En esta línea, Emma Watson agradece al director de la cinta 'Las ventajas de ser un marginado', Stephen Chbosky, por haberle dado confianza en su trabajo y por haberle ayudado a quitarse de encima la imagen de niña buena que se ha estado labrando desde los nueve años en la franquicia del mago.
"Después
de 'Harry Potter' no me encontraba muy segura como actriz. He tenido
suerte de haber podido mejorar pero en aquel momento necesitaba a
alguien que creyera en mí y Stephen lo hizo", declaró.
Emma Watson (quien comenzó a estudiar Literatura Inglesa, aunque no termina aún sus estudios) aspira a escribir un libro, pero cree que deberá usar un pseudónimo para que la gente pueda leerlo sin ningún prejuicio.
"Siento
que tengo que publicarlo bajo otro nombre, solo porque creo que la
gente tiene una idea ya formada sobre mí. Yo tenía 16 años entonces,
ahora tengo 23. No es que me queje, porque el público me ha permitido
desarrollarme y me ha apoyado en todos mis trabajos fuera de 'Harry
Potter'. Por esa razón no me siento agobiada pero a veces sí un poco
obligada con la idea de ser quien se supone que debo ser", añadió.