La empresa propietaria del avión de lujo en el que murió la cantante Jenni Rivera es investigada por la DEA, la cual confiscó a principios de año dos de sus aeronaves como parte de la indagación.
Lisa Webb Johnson, portavoz de la DEA -siglas en inglés de la agencia
antinarcóticos de Estados Unidos-, dijo el jueves que las aeronaves de
la compañía Starwood Management, establecida en Las Vegas, fueron decomisadas en Texas y Arizona, pero se abstuvo de mencionar detalles del caso.
La agencia también ha solicitado judicialmente todos los expedientes de
la compañía, incluyendo la correspondencia que haya tenido con Jorge Hank Rhon,
un ex presidente municipal de la ciudad mexicana de Tijuana de quien
las autoridades policiales de Estados Unidos sospechan desde hace tiempo
que tiene vínculos con el crimen organizado.
El hombre que al parecer está detrás de la firma aérea es el ex convicto mexicano Christian Esquino, de 50 años, quien tiene amplios antecedentes de problemas con la ley.
Los registros empresariales mencionan a su cuñada como la única
responsable de la empresa, pero varias aseguradoras que cubren a algunos
de sus aviones dicen en documentos judiciales que la mujer es solamente
una fachada y que Esquino es quien está a cargo.
Los problemas jurídicos de Esquino se remontan décadas atrás. A
principios de la de 1990 se declaró culpable de un cargo de fraude
derivado de una amplia investigación sobre drogas en Florida, y más
recientemente fue sentenciado a dos años de prisión federal por un caso
de fraude relacionado con la aeronáutica en California. Al quedar en
libertad fue deportado.
Esquino y otras compañías que posee o con las que ha estado vinculado
también fueron demandadas por incumplir el pago de millones de dólares
en préstamos, de acuerdo con expedientes judiciales.
Rivera, nacida en California, murió a los 43 años en la cúspide de su
carrera cuando el avión en que viajaba se desplomó en picada la
madrugada del domingo mientras volaba desde la ciudad de Monterrey en el
norte de México a la de Toluca, en el centro del país. Probablemente
era la cantante más exitosa del género grupero, un estilo regional
mexicano que suele estar dominado por hombres.
Rivera también había incursionado en la actuación y en los programas
televisivos de realidad simulada.Por ahora se desconocen las causas del
percance aéreo y los motivos por los que ella se encontraba en un avión
de Esquino. El piloto, de 78 años, y otras cinco personas también
fallecieron. Esquino no iba en el aparato.
Pedro Rivera Jr., hermano de la cantante, dijo que no sabía nada sobre
el propietario ni sobre cómo fue que ella estaba en un avión de él.
Esquino dijo por teléfono desde la Ciudad de México al periódico Los Angeles Times
que Rivera estaba pensando comprar el avión de Starwood por 250
mil dólares, y que se le ofreció el vuelo para que lo probara. Cuestionó
las informaciones de que sea el propietario de Starwood, y afirmó que
únicamente es el gerente de operaciones de la empresa.
A principios de la década de 1990, Esquino se vio inmerso en una amplia
investigación por drogas que comenzó con la captura de Robert Castoro,
entonces un importante traficante de mariguana y cocaína a Florida que
tuvo relaciones directas con cárteles colombianos del narcotráfico en la
década de 1980.
Esquino fue acusado formalmente junto con otros 12 demandados en esa
pesquisa, la cual sostuvo que los sospechosos tenían pensado vender más
de 480 kilos (1.058 libras) de cocaína, de acuerdo con registros de la
corte. A la larga Esquino se declaró culpable de ocultarle dinero al
IRS, el servicio de recaudación fiscal de Estados Unidos, y fue
sentenciado a cinco años de cárcel, pero gran parte de esa condena fue
suspendida por razones que no estuvieron claras de inmediato.
Estuvo unos cinco meses en la cárcel y luego fue puesto en libertad.
Joseph Milchen, abogado de Esquino en ese tiempo, dijo el jueves que el
caso giró en torno al hecho de que su cliente trajo "dinero a Estados
Unidos sin declararlo".
Sin embargo, sí reconoció que un avión comprado por Esquino fue "usado para traficar drogas".
Milchen negó que su ex cliente haya tenido jamás algo que ver con narcóticos ilegales.
A mediados de 2012, la DEA solicitó todos los registros de Starwood
hasta el 13 de diciembre de 2007, incluyendo la relación de esa empresa
con Esquino y con más de una decena de compañías e individuos, entre
ellos Hank Rhon, miembro de una de las familias más poderosas de México,
quien niega tener nada que ver con delincuentes.