Salma Hayek reconoció la importancia de sus curvas, debido a que mejoran su imagen y en concreto su rostro, que se ve mucho mejor que cuando está muy delgada.
“Estoy al límite de mi peso ideal porque me encanta la comida y el
vino. No es lo más adecuado para la moda, pero es lo mejor para mi
humor, soy feliz porque como”, explicó a la revista Harper’s Bazaar.
Además, la explosiva intérprete comentó que no está interesada en ponerse botox porque la comida, además de mantener sus curvas, evita las arrugas.
“Tengo 46 años y no pienso inyectarme botox, ¿sabes por qué? ¡Porque
como! Como grasa, como verdura, como de todo. Si haces mucho ejercicio y
no comes lo suficiente, acaba repercutiendo en la piel y se notan más
los signos de la edad. Si no comes carbohidratos, ralentizas tu
metabolismo”, explicó.
Salma -que es madre de Valentina, fruto de su matrimonio con
Francois-Henri Pinault- también denunció la presión que existe en el
mundo de la moda para parecer “un niño pequeño” y que la industria promueve un ideal de cuerpo que no es saludable.
“En los últimos años, hemos tenido que luchar contra nuestra propia
genética para parecer niños pequeños y ser socialmente reconocidas por
nuestra belleza. Antes sucedía que eran las niñas quienes querían crecer
rápidamente y tener el cuerpo de una mujer madura. Ahora nuestro
objetivo es la regresión, parecer más jóvenes, como niñas”, aseguró.