La guapa actriz, famosa por haber interpretado a Hermione en las
películas de la saga 'Harry Potter', reconoce que ha aceptado que su
cuerpo no es tan perfecto como le gustaría después de años variando de
talla -entre una 34 y una 38- y de haber dejado de lado su deseo de
tener una figura lo más recta posible.
"He aceptado mi cuerpo conforme he ido creciendo. Tuve una etapa en la que quería tener un cuerpo recto de arriba abajo, pero yo tengo curvas y caderas y tienes que aceptarte como eres. He tenido entre una 34 y una 38 de talla porque mientras creces tu cuerpo fluctúa de talla y tarda un tiempo en adoptar la forma definitiva", expresó la artista.
Pese a lo imperfecta que se sentía Emma en un principio con su cuerpo, con los años ha ido adquiriendo seguridad en sí misma y ha aprendido que prima la personalidad sobre el físico.
"Me sigo diciendo a mí misma que soy un ser humano, un ser imperfecto que no está hecho para parecerse a una muñeca. Mi personalidad es más importante que tener una buena figura", confesó a la edición británica de la revista Glamour.
Al respecto, admite sentirse "triste" cuando ve a las adolescentes hablando de sus cuerpos y censurando a aquellas personas que no tienen la figura ideal.
"Me entristece ver cómo se infravaloran las niñas. Tenemos unas expectativas de nosotras mismas demasiado altas, cuando solo somos seres humanos y nuestros cuerpos están para cumplir una función. Decimos que la presión procede de los hombres, pero viene de nosotras mismas. Las mujeres están bajo mucha presión en la actualidad y eso puede volverse en nuestra contra. Dañamos nuestra propia autoestima cuando nos infravaloramos, así que no lo hagamos", concluyó.
"He aceptado mi cuerpo conforme he ido creciendo. Tuve una etapa en la que quería tener un cuerpo recto de arriba abajo, pero yo tengo curvas y caderas y tienes que aceptarte como eres. He tenido entre una 34 y una 38 de talla porque mientras creces tu cuerpo fluctúa de talla y tarda un tiempo en adoptar la forma definitiva", expresó la artista.
Pese a lo imperfecta que se sentía Emma en un principio con su cuerpo, con los años ha ido adquiriendo seguridad en sí misma y ha aprendido que prima la personalidad sobre el físico.
"Me sigo diciendo a mí misma que soy un ser humano, un ser imperfecto que no está hecho para parecerse a una muñeca. Mi personalidad es más importante que tener una buena figura", confesó a la edición británica de la revista Glamour.
Al respecto, admite sentirse "triste" cuando ve a las adolescentes hablando de sus cuerpos y censurando a aquellas personas que no tienen la figura ideal.
"Me entristece ver cómo se infravaloran las niñas. Tenemos unas expectativas de nosotras mismas demasiado altas, cuando solo somos seres humanos y nuestros cuerpos están para cumplir una función. Decimos que la presión procede de los hombres, pero viene de nosotras mismas. Las mujeres están bajo mucha presión en la actualidad y eso puede volverse en nuestra contra. Dañamos nuestra propia autoestima cuando nos infravaloramos, así que no lo hagamos", concluyó.
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