La estrella Demi Lovato que luce en su anatomía doce tatuajes,
lamenta haber incurrido en el arte de utilizar su cuerpo como lienzo,
motivo por el que consideró la opción de quitárselos con láser, algo
que, sin embargo, ha decidido posponer hasta que sea mayor.
“He estado pensando sobre eso desde hace tiempo porque cuando sea
mayor no sé si querré tener mi dedo corazón tatuado. Ahora soy joven y
puedo ser seguidora de la estética rock. Ya me preocuparé de ello cuando
sea mayor”, explicó.
Demi no solo ha hablado de ese tatuaje, pues tampoco le gusta el que tiene en su muñeca, que representa los labios de una amiga.
“Fue un impulso del momento, una decisión estúpida”, aclaró el ídolo juvenil en el programa ‘Live! With Kelly and Michael’.
La artista se ha recuperado totalmente de los problemas que sufrió en
2010 – bulimia y autolesiones- y por los que tuvo que estar ingresada
durante un tiempo. Dos amargas consecuencias derivadas del trastorno bipolar con el que fue diagnosticada.
“Dije algo así como: ¡Oh, Dios mío! Eso significa que no estoy loca.
Hay una razón. Fue estupendo que me dieran un diagnóstico de las razones
por las que estaba feliz, en un estado de euforia, y al mes siguiente
caía en una profunda depresión. Todo en mi vida era genial y no tenía de
qué quejarme, pero no era feliz”, reveló.
Su salud se convirtió en prioritaria para su familia cuando Demi
golpeó a una de sus bailarinas en un suceso que dio mucho que hablar y
del que la exnovia de Nick Jonas se arrepiente.
“Estaba de gira en otro país y terminé agrediendo a uno de mis
amigos. Estaba pasando por algo muy ‘oscuro’ y estaba mentalmente muy,
muy enferma. Así que después de la gira mis padres tomaron medidas y me
internaron”, concluyó.
Vía Bang showbiz