Aunque se supone que el bótox es una técnica para disimular las arrugas
en el rostro, cada vez hay más famosas que, a pesar de que por edad es
imposible que tengan una sola arruga, ya se inyectan bótox. La obsesión
por la eterna juventud parece no tener límites.
Las más adictas al bótox en Hollywood parecen ser Miley Cyrus (cada día más y más delgada) y la polémica Lindsay Lohan (que alguien le diga que el bótox no disimula los efectos
de la resaca…). Es curioso que la gran mayoría de las adictas al bótox
sean celebrities que conocieron la fama siendo niñas o adolescente.
Parece que ahora envejecer les da pánico…
No son las únicas que optan por este producto que paraliza los músculos de la cara y así no quedan ni arrugas ni expresión: Elena Tablada, la ex de David Bisbal,
se ha sometido a más de un (y de dos) retoques estéticos y parece que
se ha aficionado tanto a esto de los ‘pinchacitos’ que cada vez se
parece más a su Carmen Lomana.
Kim Kardashian es otra de las víctimas del bótox y aunque declaró hace
unos meses que no lo volvería a hacer porque no tenía sentido a su edad y
no le gustaban los resultados, muchos dicen que ha vuelto a las
andadas.
Entre las sospechosas de unirse al club del bótox, aparece por sorpresa
Selena Gomez, la novia de Justin Bieber, que aunque es jovencísima en
sus últimos eventos tiene un aspecto bien raro. Podrían aprender de Elsa Pataky: cambió el bótox por un buen cirujano y está espléndida.