No es tan descabellado imaginar humo atrapado, de hecho cuando nos
hablan de hielo seco, inmediatamente se nos viene a la mente un pedazo
de roca helada que desprende grandes cantidades de humo y mantiene las
cosas refrigeradas, además hace un burbujeo graciosísimo en el agua,
pero es sólo CO2, un gas atrapado sin ninguna propiedad más que enfriar.
El aerogel por su lado, es un sólido súper ligero al que también
llaman “humo congelado”, y podría pasar de ser una maravilla de la era
espacial a utilizarse en la vida cotidiana, como el hielo seco por
ejemplo, y esto gracias a las grandes mejoras introducidas en los
últimos años en sus componentes. Ahora el aerogel es cientos de veces
más fuerte; los científicos creen que este material podrá ser empleado
en la fabricación de ropa que nos proteja del frío y las inclemencias
del tiempo, en frigoríficos con las paredes más delgadas en los que
cabrían más alimentos o como aislante para edificios, entre otros
productos. La investigación ha sido presentada en el encuentro anual de
la Sociedad de Química Americana, que se celebra en Philadelphia
(Pensilvania), y en la que participan más de 14.000 científicos.
Los aerogeles tradicionales desarrollados ya hace décadas están
hechos de sílice, compuesto que se encuentra en la arena de la playa.
Son frágiles, se rompen y se desmoronan fácilmente, pero han mejorado
con el pasar de los años.
“Los nuevos aerogeles son hasta 500 veces más fuertes que sus
equivalentes de sílice2, afirma la investigadora Mary Ann B. Meador, que
ha presentado un aerogel desarrollado por científicos del Glenn Reseach
Center de la NASA en Cleveland, Ohio. “Una pieza gruesa puede soportar
el peso de un automóvil. Y pueden ser producidos con una forma delgada,
una película tan flexible que hace posible una amplia variedad de usos
comerciales e industriales”.
Estos aerogeles flexibles se podrían utilizar, por ejemplo, en un
nuevo género de ropa súper aislante que mantenga a la gente
caliente aunque haga frío, con menos volumen que las tradicionales
prendas térmicas. Tiendas de campaña y sacos de dormir tendrían las
mismas ventajas. Además, las paredes de frigoríficos y congeladores
reducirían su espesor, aumentando la capacidad de almacenamiento. Meador
asegura que el aerogel es de cinco a diez veces más eficiente que el
aislamiento existente. Una hoja de un cuarto de pulgada de espesor
proporciona tanto aislamiento como de 3 pulgadas de fibra de vidrio.
También considera que podrían existir múltiples aplicaciones
en aislantes finísimos pero muy eficaces para edificios, tuberías,
tanques calentadores de agua y otros dispositivos.
La NASA prevé el uso de este novedoso material en un avanzado sistema
de reentrada de las naves espaciales que regresan a la Tierra desde la
Estación Espacial Internacional (ISS), y tal vez en otras misiones. Las
naves necesitan un escudo térmico para evitar que se quemen debido al
calentamiento por fricción de la atmósfera terrestre. Dichas pantallas
pueden ser voluminosas y pesadas, por lo que la NASA investiga el uso de
un escudo térmico hecho de aerogel flexible que se infle como un globo
cuando la nave entre en la atmósfera.
Meador cree que el material podría utilizarse también para aislar los
trajes espaciales. Sin embargo, es probable que no fuera adecuado para
las prendas de vestir utilizadas en la extinción de incendios, que
requieren de protección más allá de los 575 grados Fahrenheit límites
del aerogel.
Los científicos produjeron los nuevos aerogeles fuertes de dos
maneras. Una de ellas implica hacer cambios en la arquitectura interna
de los aerogeles de sílice tradicionales. Para ello, utilizaron un
polímero, un material similar al plástico, que refuerza las redes de
sílice que se extienden a lo largo de la estructura del aerogel. La otra
fórmula implica poliamida, un polímero increíblemente fuerte y
resistente al calor, insertada para añadir más fuerza a la estructura.