Ayer fue un día difícil para las estrellas del pop. Por diferentes
causas, Justin Bieber y Madonna recibieron notificaciones de demandas.
El caso del cantante canadiense, sin embargo, atañe más a sus
escándalosas fans. Una mujer de Oregon demandó a Bieber por 9 millones
de dólares ya que asegura que durante un concierto en esa ciudad, los
agudos gritos de sus fans le dañarón sus oídos.
Stacey Wilson Betts, madre de cinco hijos, asevera en la demanda que
Bieber hizo que las admiradoras “gritaran frenéticamente” al mover sus
brazos y que el ruido excedió los niveles seguros de decibeles. El
andamio funcionó como un “conductor creando una explosión de ruido que
dañó permanentemente mis oídos”, escribió Betts.
El caso de Madonna es por plagio pero también tiene algo de insólito. La
compañía de discos VMG Salsoul alega que Madonna sampleó una canción de
1977 (“Chicago bus stop”) para mezclarla en su éxito Vogue, de 1990. La
compañía asegura que no se dio cuenta del plagio durante 22 años, hasta
que, por la tecnología, separaron el canal de audio y se percataron del
plagio.
Por si fuera poco, 14 mil jóvenes católicos han firmado en contra del
concierto que Madonna ofrecerá en Varsovia en agosto. Aseguran que el
show “promueve la homosexualidad”. “Las actuaciones de Madonna atacan a
la fe católica, durante sus conciertos ofende a Jesucristo, incendia
crucifijos y se toca con coronas de espinas”, dice la página.