Las imágenes de las miles de fans histéricas
detrás del cantante de pop Justin Bieber son algo habitual. Cientos de
chicas llorando, cantando y gritando en la puerta de sus hoteles, con la
esperanza de conseguir un autógrafo, una foto o de que el chico de sus
sueños caiga rendido ante ellas.
Todo
era comprensible hasta este fin de semana, cuando el acoso traspasó,
literalmente, todas las barreras. Bieber estaba alojado en el exclusivo
hotel Langham y alguien averiguó su número de habitación.
En pocos minutos las lineas telefónicas del hotel se colapsaron y
Justin se agobió hasta tal punto que abandonó el establecimiento.
Las «beliebers»,
nombre que reciben las fans del cantante, están tan enamoradas del
artista canadiense que no dudan en hacer lo qeu sea con tal de
cruzarselo.