Cientos de adolescentes vestidas de morado y blanco gritan ¡Justin, Justin! mientras hacen fila para entrar al concierto gratuito de su cantante favorito, casi dos días antes del evento.
El morado es el color favorito del cantante Justin Bieber.
Niñas de todas las edades y de todas partes del país han llegado con sus padres al Zócalo de la Ciudad de México donde el lunes por la noche cantará el ídolo adolescente en un concierto para el que se esperan más de 200.000 personas.
La primera en la fila es Frida Coss, de 17 años, presidenta del Club Oficial de Fans de Justin Bieber en la Ciudad de México. Coss llegó con su mamá Elizabeth Noriegas desde el viernes por la mañana a guardar lugar para sus compañeras de club que viajaron de lugares como Veracruz y Sinaloa, a más de 1.000 kilómetros de la capital.
Ni a Coss ni a su madre les importan los dos días de clase que perderá, si al final podrá ver a su ídolo. ``El muchacho da un buen ejemplo. Es sano, es lindo, es un buen cantante y su música no es escandalosa'', dijo la mamá.
``(Justin) nos enseña a no darnos por vencidas en nuestros sueños'', dijo Leslie Bio, que a sus 13 años viajó 14 horas en autobús con tres amigas y su mamá para llegar de Sinaloa a la capital del país.
El campamento de los entusiastas seguidores de Bieber mide más de dos cuadras y está equipado con casas de campaña y bolsas para dormir. Para pasar el tiempo hasta el momento esperado, los fans bailan y cantan los éxitos de Bieber como ``Baby'' y ``Your smile'', mientras vendedores ambulantes ofrecen prendedores y posters con la cara del cantante.
Alrededor de los seguidores de Bieber, miles de personas protestan en dos distintas marchas políticas. Simpatizantes del movimiento Yosoy132 salieron del Zócalo rumbo al Angel de la Independencia y llenan la Avenida Reforma, y una segunda marcha camina hacia el Centro de la Ciudad en protesta por la Masacre del Jueves de Corpus de 1971 en la que murieron más de cien personas cuando un grupo paramilitar reprimió un movimiento estudiantil.
Las manifestaciones políticas no impedirán que las chicas ``beliebers'' logren ver a su ídolo adolescente, tampoco las cucarachas que aparecen en la noche cuando los fans tratan de dormir en las banquetas adentro de su bolsa de dormir. ``Las matamos para que no se acerquen a las niñas'', dijo Noriega.
Padres, tíos o amigos adultos que acompañan a las niñas en la espera para el concierto también han dejado sus actividades.
``No le he dicho a mi jefe pero no voy a ir a trabajar mañana, pero no mi importa, lo que importa es la felicidad de mis sobrinas'', dijo Rosa Isela, empleada de ventas en un periódico.
Aunque habrá once entradas a la plancha del zócalo para el concierto, el subsecretario de Gobierno de la ciudad, Héctor Antuñano, dijo a The Associated Press, que habrá un operativo para que quienes están en la fila sean los primeros en entrar a la zona de concierto. ``Para que valga la pena (el esfuerzo de los fans)'', dijo.
Antuñano informó que el gobierno del Distrito Federal preparó un operativo especial y más grande que en otros conciertos porque saben que el furor que Bieber causa entre sus fans que puede llegar a salirse de control, como en Oslo donde el mes pasado un concierto gratuito del cantante dejó más de 40 heridos.
``La mayoría de los asistentes serán de entre 10 y 17 años, habrá muchas niñas, estamos cuidando mucho que la mayoría de los policías sean mujeres y tomando previsiones para que no haya empujones hacia el escenario'', dijo Antuñano.
No todos los asistentes lograrán entrar a la plancha del zócalo, dijo Antuñano, porque cuando esté al 80% de su capacidad se van a cerrar las entradas, pero habrá pantallas gigantes en las calles aledañas para quienes no logren entrar.
El mes pasado, el concierto gratuito de Paul McCartney reunió a 230.000 personas y hubo saldo blanco, dijo Antuñano.
El gobierno ha destinado más de 5 mil policías, dos helicópteros, 256 vehículos, e instalará seis carpas de atención médica y de localización de personas para asegurar la seguridad de los asistentes.
El morado es el color favorito del cantante Justin Bieber.
Niñas de todas las edades y de todas partes del país han llegado con sus padres al Zócalo de la Ciudad de México donde el lunes por la noche cantará el ídolo adolescente en un concierto para el que se esperan más de 200.000 personas.
La primera en la fila es Frida Coss, de 17 años, presidenta del Club Oficial de Fans de Justin Bieber en la Ciudad de México. Coss llegó con su mamá Elizabeth Noriegas desde el viernes por la mañana a guardar lugar para sus compañeras de club que viajaron de lugares como Veracruz y Sinaloa, a más de 1.000 kilómetros de la capital.
Ni a Coss ni a su madre les importan los dos días de clase que perderá, si al final podrá ver a su ídolo. ``El muchacho da un buen ejemplo. Es sano, es lindo, es un buen cantante y su música no es escandalosa'', dijo la mamá.
``(Justin) nos enseña a no darnos por vencidas en nuestros sueños'', dijo Leslie Bio, que a sus 13 años viajó 14 horas en autobús con tres amigas y su mamá para llegar de Sinaloa a la capital del país.
El campamento de los entusiastas seguidores de Bieber mide más de dos cuadras y está equipado con casas de campaña y bolsas para dormir. Para pasar el tiempo hasta el momento esperado, los fans bailan y cantan los éxitos de Bieber como ``Baby'' y ``Your smile'', mientras vendedores ambulantes ofrecen prendedores y posters con la cara del cantante.
Alrededor de los seguidores de Bieber, miles de personas protestan en dos distintas marchas políticas. Simpatizantes del movimiento Yosoy132 salieron del Zócalo rumbo al Angel de la Independencia y llenan la Avenida Reforma, y una segunda marcha camina hacia el Centro de la Ciudad en protesta por la Masacre del Jueves de Corpus de 1971 en la que murieron más de cien personas cuando un grupo paramilitar reprimió un movimiento estudiantil.
Las manifestaciones políticas no impedirán que las chicas ``beliebers'' logren ver a su ídolo adolescente, tampoco las cucarachas que aparecen en la noche cuando los fans tratan de dormir en las banquetas adentro de su bolsa de dormir. ``Las matamos para que no se acerquen a las niñas'', dijo Noriega.
Padres, tíos o amigos adultos que acompañan a las niñas en la espera para el concierto también han dejado sus actividades.
``No le he dicho a mi jefe pero no voy a ir a trabajar mañana, pero no mi importa, lo que importa es la felicidad de mis sobrinas'', dijo Rosa Isela, empleada de ventas en un periódico.
Aunque habrá once entradas a la plancha del zócalo para el concierto, el subsecretario de Gobierno de la ciudad, Héctor Antuñano, dijo a The Associated Press, que habrá un operativo para que quienes están en la fila sean los primeros en entrar a la zona de concierto. ``Para que valga la pena (el esfuerzo de los fans)'', dijo.
Antuñano informó que el gobierno del Distrito Federal preparó un operativo especial y más grande que en otros conciertos porque saben que el furor que Bieber causa entre sus fans que puede llegar a salirse de control, como en Oslo donde el mes pasado un concierto gratuito del cantante dejó más de 40 heridos.
``La mayoría de los asistentes serán de entre 10 y 17 años, habrá muchas niñas, estamos cuidando mucho que la mayoría de los policías sean mujeres y tomando previsiones para que no haya empujones hacia el escenario'', dijo Antuñano.
No todos los asistentes lograrán entrar a la plancha del zócalo, dijo Antuñano, porque cuando esté al 80% de su capacidad se van a cerrar las entradas, pero habrá pantallas gigantes en las calles aledañas para quienes no logren entrar.
El mes pasado, el concierto gratuito de Paul McCartney reunió a 230.000 personas y hubo saldo blanco, dijo Antuñano.
El gobierno ha destinado más de 5 mil policías, dos helicópteros, 256 vehículos, e instalará seis carpas de atención médica y de localización de personas para asegurar la seguridad de los asistentes.