Lindsay Lohan, a lo Amy Winehouse


Cuesta abajo en su rodada. Así parece seguir la vida de Lindsay Lohan a juzgar por sus últimos escarceos públicos, que con la muerte de Amy Winehouse a la vuelta de la esquina no pueden menos que evocar las andanzas de la cantante británica. Su borrachera del pasado sábado en el hotel Palihouse, de Hollywood, ha hecho historia, y sus nuevos líos legales, esta vez por impago a un electricista, comienzan a traer cola.

No hay que olvidar, además, que la actriz está acusada de golpear a la auxiliar de enfermería Dawn Holland, durante su proceso de rehabilitación en la clínica Betty Ford. La demanda es de cerca de un millón de dólares y pesa sobre la cabeza de Lohan como un sombrero de piedra.

El refugio de la actriz, en cualquier caso, sigue siendo la bebida. Y el show descarnado en público como consecuencia. Una característica que repite en ella es el hurto, aunque de cocteles en lugar de joyas. Lohan pedía tragos para sus amigos el pasado sábado, pero estos desaparecían en su gaznate antes de llegar a su supuesto destino. Como los 1.180 dólares de factura que el electricista Stephen Clark no le ha podido cobrar. En definitiva, esperemos que Lindsay sobreviva a todo esto y se recupere, burlando un destino a lo Amy Winehouse.

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