Muy
pocos lo reconocen sin gafas. Tras haber protagonizado ocho películas
como Harry Potter, es difícil imaginar en otra epopeya a Daniel Radcliffe.
—¿Y la varita mágica?
—No, no la traje.
—¿Alguna vez se «googleó»? Yo hice la prueba con usted y salieron más de ocho millones de resultados.
—Cuando
tenía 15 años lo hice, pero buscarse a uno mismo en Google es como
abrir la puerta de una habitación repleta de gente que te dice lo que
piensa. Es demasiado ególatra y sadomasoquista, porque uno solo lo hace
para escuchar cosas buenas, pero por lo general se encuentran cosas
terribles. No importa si hay una lista de 20 comentarios y 19 son
fantásticos, el único malo es al que más atención le prestas. Y por eso
dejé de hacerlo. Pero la fama de Potter es realmente increíble. Eso es
de lo que nunca me olvido; la gente no grita en los estrenos por mí.
Cualquiera que hubiese tenido el mismo personaje hubiera vivido la misma
locura.
—¿Cree
que será posible alejarle del encasillamiento «Potter»? ¿No necesita
algún truco de magia para hacer una película diferente?
—Después
de rodar «El cáliz de fuego» y antes de empezar «La orden del Fénix»,
hice otra película, «Los chicos de diciembre». Y también terminé, hace
poco, otra nueva, «The Woman in Black». Es posible, sí.
La vida de Daniel Radcliffe nunca
fue la misma desde que el 16 de noviembre del 2001 se estrenó la
primera película de Harry Potter. Lo señalaron ya como toda una
revelación y la revista «Time Kids» lo nombró como «Persona del Año»,
adelantando el reconocimiento mundial por ese mismo personaje, que ya
repitió ocho veces. Entre todos, su libro favorito es el tercero, «Harry Potter y el prisionero de Azkabán»,
que dirigió en cine el mexicano Alfonso Cuarón. Con suficiente dinero
como para vivir el resto de su vida, después del Príncipe Harry
(Windsor, no Potter), Daniel Radcliffe es el adolescente más rico de
Gran Bretaña, gracias a las diferentes películas que llegaron a recaudar
más de 5.400 millones de dólares. «La gente siempre se va a acordar de
Harry», asiente Dan, «pero creo que si trabajo lo suficiente en otros
personajes los podrán recordar también».
Tratando
de conservar una vida normal fuera de Hollywood, Daniel comparte su
tiempo libre con dos perros terrier, Binka y Nugget, y escucha música de los grupos The Strokes y The Pixies,
como cualquier otro adolescente. Entre la segunda y la tercera película
incluso hubo cierto retraso porque sus padres quisieron que Daniel
fuera a una escuela normal. Y sin dejar los estudios por el cine, obtuvo
la máxima calificación en Literatura Inglesa, Filosofía, Historia y
Religión durante su primer año universitario. Y aunque es una verdadera
estrella de cine, trata de mantener la mágica normalidad.
—¿Cómo fue el último día de rodaje del último Harry Potter?
—Lloramos
todos, yo también. Emma, Rupert y varios miembros del equipo de
filmación hemos estado juntos durante diez años. Hubo muchas lágrimas,
fue muy triste. Me quedé muy callado durante dos horas. Y cuatro horas
después ya estaba en un avión.
—Con
«Harry Potter» rodó el tímido primer beso de un adolescente ¿En la vida
real, su «primera vez» fue tan romántica como en el cine?
—Puedo
recordar hasta la música que ponían, pero no era demasiado romántica.
Se llama «All my new best friends», del grupo Six By Seven, y es
fantástica. Es una canción delicada, pero en una parte es demasiado
punk. Estábamos en el momento más apasionado, en medio del beso, cuando
la canción terminó con un rock pesado muy punk, rompiendo con todo el
clima. Ese fue mi primer beso.
—¿La fama de «Harry Potter» ayuda a conquistar mujeres?
—No,
porque cuando las mujeres me conocen se desilusionan bastante. (Se ríe)
Todas asumen que un actor es un tipo muy guay en la vida real, y
piensan que todo el tiempo me visto como cuando voy a un estreno. Pero
cuando me conocen y me ven con pantalón vaquero, no quedan muy
impresionadas.
—¿Le rompieron el corazón alguna vez en la vida real?
—Sí,
claro que me lo han roto, por supuesto. Todos hemos pasado por esa
clase de experiencias y es algo que viven tanto hombres como mujeres.
—¿Le
molesta la polémica que en un principio habían creado ciertos
religiosos por mostrar las brujerías como algo bueno? ¿En la realidad
practica alguna religión?
—No
soy muy religioso, para nada. Estoy muy orgulloso de ser judío y
supongo que la mejor forma de demostrarlo es contando chistes judíos.
—¿Después
de haber aprendido tanto sobre la vida de los huérfanos con «Harry
Potter», consideraría adoptar un hijo como Brad Pitt, Tom Cruise o
Steven Spielberg?
—
(Se toma unos segundos para pensarlo) ... Supongo que sí. Todavía tengo
un largo camino por recorrer. Dependerá de ciertas circunstancias. No
lo sé...
—¿Podemos confirmar entonces, que al menos por ahora, no va a adoptar ningún hijo?
— (Ríe a carcajadas) No, no, nada de hijos, por ahora.
—¿Cómo
imagina la vida después de Harry Potter, ahora que se acerca el final?
¿Va a probar con otros trabajos detrás de la cámara, produciendo o
dirigiendo cine?
—En
el futuro pienso seguir con la interpretación. Hay mucho por explorar
antes de embarcarme en otro tipo de trabajo detrás de las cámaras. Pero
me gustaría dirigir algo así como un cortometraje. La magia del cine es
lo que más me interesa.