“Run the World (Girls)”, el primer corte del cuatro álbum solista de Beyoncé, “4”, tiene todas las características de un tema de esta cantante destinado a convertirse en número uno: un sonido potente, un gancho de llamada y respuesta, una fuerte dosis de poder femenino y una percusión feroz.
Sin embargo, sorpresivamente, cayó estrepitosamente en la radio y los comentarios en torno de “4” no han sido alentadores: algunos incluso se preguntan cómo enfrentará la diva su primer fracaso comercial.
Resta por verse cómo le irá a “4” en las ventas, pero si los
aficionados prestan atención a la música, Beyoncé no debería tener de
qué preocuparse. En todo caso, “Run the World (Girls)”, es la anomalía del álbum, que tiene pocos cortes hechos para los clubes.
A pocos meses de cumplir sus 30 años, Beyoncé ofrece una mezcla seductora de baladas y temas de ritmo intermedio que revelan la madurez del canto.
Se despoja de buena parte de la pirotecnia musical característica de
algunos de sus mayores éxitos para brindar un álbum que buscan penetrar
por medio de la seducción más que la fuerza bruta.
Uno de los mejores es “Love on Top”, un tema que logra un efecto
soñador al mezclar el sonido de los bronces y el sintetizador con la voz
hechicera de Beyoncé. Hay una inspiración de los 80 en el sensual tema
“Party”, coproducido por Kanye West, con una línea retro del bajo que
baja el ritmo pero no la diversión.
“Countdown” y “End of Time” satisfarán a quienes buscan el habitual frenesí de Beyoncé. Pero la mayor parte del álbum no está dedicado a la diva danzante sino a la mujer enamorada, que habla de la pasión por su hombre, sea con confianza o con miedo.